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Esta propuesta tiene que ver con el «Greenwashing», para los que no conocen el término:
Greenwashing
El greenwashing es un término utilizado para referirse a la práctica engañosa de empresas u organizaciones que hacen afirmaciones falsas para promocionar sus productos, servicios o iniciativas como más respetuosos con el medio ambiente de lo que realmente son, muy utilizado sobre todo en la industria de la moda.
Es un intento de hacer que un producto o servicio parezca respetuoso con el medio ambiente sin tener realmente ningún beneficio medioambiental. Es una forma de marketing engañoso, y las empresas pueden utilizarlo para intentar aumentar sus beneficios aparentando ser más respetuosas con el medio ambiente de lo que realmente son.
Sabiendo esto, la Comisión Europea ha presentado en de marzo 2023 la propuesta de directiva sobre greenclaims (reclamos verdes o ecológicos).
Su objetivo es abordar el blanqueo ecológico (greenwashing) y proteger a los consumidores y al medioambiente, asegurando que las etiquetas y reclamos ambientales sean creíbles y permitan a los consumidores tomar decisiones de compra mejor informadas.
También pretende impulsar la competitividad de las empresas que se esfuerzan por aumentar la sostenibilidad ambiental de sus productos y servicios.
Y para ello, se fija cuatro objetivos:
– Hacer que los greenclaims sean fiables, comparables y verificables en toda la UE
– Proteger a los consumidores del greenwashing
– Contribuir a crear una economía circular y verde en la UE permitiendo a los consumidores tomar decisiones de compra informadas
– Ayudar a establecer una igualdad de condiciones cuando se trata del rendimiento ambiental de los productos
Más allá de estas buenas intenciones, la propuesta llega tras varios retrasos y discusiones en el seno de la comisión que ha dejado la versión publicada en algo alejado de lo esperado.
Esto es debido a que no hay un método a nivel de la UE para calcular los impactos ambientales para los reclamos verdes, y abre el camino para que las empresas puedan elegir la metodología a utilizar. Esto significa que las afirmaciones ambientales no podrán ser comparables, uno de los principales objetivos iniciales.
La propuesta sí propone algunas mejoras frente a la situación actual, pero sigue siendo ambiguo el proceso de implementación y verificación.
Esperemos que el el Parlamento y el Consejo mejoren la propuesta actual para que sea de valor para los consumidores y las empresas realmente comprometidas con el medioambiente.